En 1887, un empleado de Thomas Alva Edison llamado Harold P. Brown inventó la silla eléctrica, y en 1890 se ejecutó con ella al primer reo: William Kleiner. La noticia dio la vuelta al mundo, y al enterarse, Menelik II, emperador de Abisinia, hizo las gestiones para comprar una de esas sillas que, creía, sería un símbolo de su gran poder. Pero Menelik II no tuvo en cuenta un detalle esencial. La silla letal sólo funcionaba con electricidad, un adelanto que por aquel entonces todavía no había llegado al país africano. Evidentemente, el rey no pudo achicharrar a ningún reo con aquella silla, pero, tratando de buscarle alguna utilidad, no se le ocurrió mejor idea que utilizarla como trono durante algún tiempo.
Los 10 Hombres Más
Torpes de la Historia.
Revista Quo, Abril
2014
Vicente Fernández
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