domingo, 13 de abril de 2014

Burocracia


Durante la Segunda Guerra Mundial, Ronald Reagan trabajó en un almacén que tenía un departamento de documentos históricos. Muchos de ellos carecían de relevancia y hacía falta el espacio que ocupaban, por lo que envió una petición oficial a sus superiores para destruir los documentos obsoletos. La respuesta que le llegó fue la siguiente:
"Permiso concedido, siempre que se hagan copias de los documentos destruidos".

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