El conductor de televisión Jorge Saldaña narra una experiencia que tuvo en 1963 cuando falleció el Papa Juan XXIII. El tenía a media tarde un programa de entrevistas en directo en el canal 4. Pensó que sería interesante dar un impacto al programa invitando a Vicente Lombardo Toledano, sindicalista, político y filósofo de tendencia marxista, para que diera su punto de vista acerca del Papa.
“Fue una cátedra de elocuencia y elogios para el Papa desaparecido,
acomodó perfectamente su condición de hombre de izquierda con el contenido
social de la doctrina de Cristo a la que fue congruente Juan XXIII.
“En eso estábamos cuando entró el señor Argüelles como tromba al
estudio, gritando ‘Corten el programa… Por orden superior se corta la
transmisión… Por orden del señor Azcárraga, que te presentes en la Dirección’
“Recuerdo que el maestro Lombardo dijo: ‘Bueno, se dijo lo principal’.
Todo marchito, me despedí de él y, con paso titubeante y tragando amargo, me
dirigí a la Dirección.
“Emilio Azcárraga Milmo me quería pero yo lo decepcioné, quizá él pensó
que lo debía haber seguido en su empeño mercantil de la televisión. Simplemente
yo no lo sentía así.
“El regaño fue de órdago. Mi argumento fue destruido por los suyos, yo decía:
“--Todos quedamos bien, las llamadas bloquearon el conmutador, Telesistema queda como tolerante que oye
todas las opiniones, es muy hermoso que un ateo comunista hable bien del Papa,
el programa sube, tu empresa se jerarquiza y la Iglesia está complacida.
“--¿Y cómo queda Lombardo? --preguntó
colérico Emilio.
“—Pues también muy bien –respondí.
“—Pues quiero que sepas, grandísimo pendejo, que en esta empresa no
queremos que ningún desgraciado comunista quede bien. Sácate.
“Su recio y atlético brazo señaló la puerta de su oficina. Estaba
despedido, una vez más.”
Porjoder.com (2007).
Jorge Saldaña.
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