Si bien, Antonio López de Santa Anna, en 20 años ocupó 11 veces la silla presidencial, en tiempo efectivo solo gobernó seis, pero su presencia como árbitro, juez y parte fue permanente.
Haber perdido una pierna en la Guerra
de los Pasteles (1838) le dio gloria pero también causó burlas, como el
verso publicado en el libro El Gallo
Pitagórico, de Juan Bautista Morales: “Santa
Anna como los gallos, nos canta y cacarea, pero ya todos sabemos de la pata que
cojea”.
Al morir su esposa, Inés García y Martínez, el 23 de agosto de 1844, se
casó con Dolores Tosta; como estaba enfermo, envió a un amigo para
representarlo en la boda.
A finales de 1844, el
descontento en su contra estaba desbordado. El pueblo fue al panteón de Santa
Paula, destrozó el monumento donde estaba la “heroica” pierna del presidente; la sacaron, la ataron a un lazo y a
gritos de “Muera Santa Anna” la
arrastraron por la ciudad.
El Indolente
Santa Anna
Revista Quo Historia, 15 de agosto – 15 de
octubre 2013.
Sandra Molina
Arceo
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