Pedro Infante, poseía un hermoso sarape de Saltillo que era la admiración de propios y extraños, y varias personalidades le pidieron que se los regalara, entre ellos dos generales de división, varios artistas, amigos, sus hermanos y hasta su propio padre, pero a todos se los negó ofreciéndose a comprarles otro igual.
Pero en cierta ocasión en la que iba de camino a Guadalajara junto con José
Alfredo Jiménez se detuvieron en un puesto de comida que era atendido por un
anciano que tiritaba de frío; y al verlo, Pedro se quitó el dichoso sarape y cubrió
al anciano con el para que se le quitara el frío, y luego de darle también algo
de dinero le dijo: "Ándele jefecito,
váyase a dormir; ya no es hora de que esté aquí". Y entonces el
anciano quiso besarle la mano a Pedro en agradecimiento pero él se negó.
Ahí quedo ese famoso sarape codiciado por tantos.
Anécdotas Sobre Pedro Infante (2011).
20minutos.com.mx
Dariel
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