En 1810, Ludwig van Beethoven acudió a un recital que iba a ejecutar, según le aseguraron, un prodigio de la música. Se trataba de una niña llamada Teresa, la cual tenía fama de precoz pianista que, en efecto, deslumbró a todos los presentes… hasta que llegó el momento de interpretar una pieza del compositor alemán.
La pequeña se aturdió tanto que se vio incapaz de
tocarla y abandonó la sala entre sollozos. Beethoven corrió tras ella y le
preguntó el porqué no había podido seguir con su pieza. Teresa, limitó a
excusarse asegurando que todas las composiciones eran muy difíciles. Para
sosegarla, el músico, prometió componerle una sonata sólo para ella.
Y así fue, al día siguiente, la joven pianista
recibió una partitura inmortal. Se titulaba “Para Teresa”.
La pieza ha pasado a la historia bajo el título de “Para Elisa”, pero no se sabe bien si por error de
algún copista o por la mala caligrafía del genial compositor.
Aunque la vida amorosa de Beethoven es algo
confusa y bastante desconocida, algunos indicios apuntan a que la precoz
pianista no era otra que Teresa
Malfatti, de la que años después, al reencontrarla, se enamoró
y quiso contraer matrimonio, siendo rechazado por la inspiradora de una de las
sonatas más famosas de la historia de la música.
blogcindario.com (2006).
Bach24111
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