En 1932, el entonces alcalde de Nueva York, James John Walker, pronunció un brindis irrepetible al cumplirse el segundo centenario del nacimiento de George Washington:
--En memoria del hombre
que supo ser el primero en la guerra, el primero en la paz y el primero en el
corazón de sus conciudadanos…
Pero, animado por el
vino, continuó:
--Lo que no comprendo
es cómo, gustándole tanto ser el primero en todo, se casó con una viuda.
20minutos.es (2011).
Alfred López
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