domingo, 3 de agosto de 2014

Bajo Presupuesto

       
La noche del 17 de septiembre de 1900 tuvo lugar la función inaugural del Teatro Renacimiento con la compañía  de ópera  que había contratado el empresario Napoleón Sieni, quien era tan tacaño que no vacilaba en evitarse cualquier gasto que le pareciera superfluo sin importarle la comodidad de sus cantantes. Debido a este defecto de Napoleón Sieni fue que la soprano Adelina Padovani, estrella de la compañía, al estar cantando Traviata y levantarse del lecho en que agoniza para poder emitir a gusto las arias finales, volvió a caer en un sillón para morir cerca de su amado Alfredo, pero el mencionado sillón era tan viejo y estaba tan apolillado, que no resistió la voluminosa y nada tuberculosa figura de la Padovani y se hizo pedazos cayendo al suelo junto con la desdichada soprano. Después de este ridículo, la pobre Traviata murió de una manera por demás deslucida y sin impresionar a nadie.

Cien Años de Teatro en México (1972).
Luis Reyes de la Maza

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