Pablo Picasso se encontraba descansando en una playa del sur de Francia cuando se le acercó un niño con un papel y éste le pidió un dibujo dedicado.
El pintor rápidamente se
percató que el pequeño había sido enviado por sus padres con el
fin de conseguir una obra suya gratis.
Picasso se deshizo del
papel y pintó el autógrafo en la espalda del crío.
Días más tarde, en una
reunión entre amigos relató lo sucedido y comentó entre risas:
--Me gustaría saber si
lo han vuelto a bañar…
20minutos.es (2011)
Alfred López
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