Durante la primera visita de Maurice Ravel a los Estados Unidos, coincidió con su cumpleaños número 53. Eva Gauthier, mezzo-soprano canadiense, había ofrecido una fiesta en su honor. Le preguntó a Ravel qué deseaba como regalo de cumpleaños y su petición fue la de oír y conocer a George Gershwin. George tocó aquella noche en su presencia, para el gran deslumbramiento del maestro francés. Se sobrepasó en sus dones como pianista, realizando auténticas e intrincadas proezas rítmicas que dejaron sin habla al propio Ravel.
Cuando Gershwin acudió al hogar
de Ravel en Francia, lo hizo como un amigo. Y una vez más tocó para el maestro
durante casi una hora. Tras ello le sugirió la posibilidad de estudiar con él,
a lo que Ravel replicó:
--¿Y por qué habrías de convertirte en un Ravel de
segunda fila, pudiendo ser un Gershwin de primera?
George Gershwin. Un Viaje a lo Sublime (1970).
David Ewen.
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