El general Heliodoro Charis, popular y viejo revolucionario juchiteco, en cierta ocasión estando en un pueblo de Oaxaca, solicitó un juego de llantas para su tractor, pero al recibir los neumáticos protestó muy airado:
--Miren qué poca seriedad de estos comerciantes. Hace
dos meses que pedí mis llantas y ahora envían unas que no son para mí…
--Y cómo lo sabe usted, mi general, si todavía no abre
el bulto –le dijo uno de sus ayudantes.
--Mire, pedazo de alcornoque, aquí dice claramente,
“General Popo” y yo soy el General Charis.
Las Mil Anécdotas y Un Comentario (1971).
Octavio Aguilar de la
Parra.
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