jueves, 19 de junio de 2014

Con el Don de Convencer


El general Maximino Ávila Camacho de sus andanzas revolucionarias había tomado la costumbre de obtener por las buenas o por las malas las cosas que deseaba. Un día le preguntó a sus lugartenientes:
--¿De quién es esa propiedad? Me gusta.
--De Francisco Contreras.
--“Pos” avísale que quiero verlo para comprársela.
                Cuando lo tuvo delante:
--Quiero comprarle su casa, ¿Cuánto quiere por ella?
--No la vendo, don Maximino, es herencia de mis padres y de los padres de mis padres, para mí no tiene precio porque no la voy a vender.
--Piénselo bien amiguito, me gusta la finca y de todas maneras va a ser mía, así que vaya poniéndose a modo.
--Le repito que no la vendo a ningún precio.
--Mire, amiguito, se la voy a poner así: o me la vende usted o hago el negocio con su viuda.

Jácara (1990).
Marconi Osorio.

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