El doctor Scheveninger era el
médico del canciller Otto von Bismarck. Al parecer, Bismarck contestaba de mala
gana a las preguntas que le hacía el médico. Un día, quizá porque se sentía
especialmente mal, no quiso responder a ninguna de ellas, El médico le dijo:
--En este caso, es mejor que
consulte con un veterinario.
El Canciller de Hierro se
enfureció y le preguntó por qué:
--Los veterinarios nunca hacen
preguntas a sus pacientes –dijo Scheveninger.
Las Anécdotas de la Política.
De Keops a Clinton (1994).
Luis
Carandell
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