Al compositor Silvestre Revueltas le gustaba hacerle bromas a su amigo José Clemente Orozco, el gran muralista; así, un día le comentó con cierta sorna, lo que le aconteció en una visita que hizo al Hospicio Cabañas, en Guadalajara, espacio que alberga una parte esencial de la obra del muralista:
--Estuve en Guadalajara y me tendí bajo la cúpula del hospicio, pero
el conserje se dio cuenta y me levantó indignado.
El que se indignó, al escuchar esto, fue Orozco.
--¡Qué idiotez!, --exclamó--. Cuando estuve en Roma, me pasé horas
y horas tendido bajo la cúpula de la Capilla Sixtina, viendo los frescos de Miguel
Ángel, y nadie me dijo nada.
Todo se aclaró, al decirle Revueltas:
--Pero había una diferencia: tú te acostaste boca arriba y yo boca
abajo.
Orozco estalló en carcajadas.
José
Clemente Orozco. Antología Crítica (1982).
Teresa
del Conde
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