Una mañana de octubre de 1967, Jorge Luis Borges está al frente de su clase de literatura inglesa. Un estudiante entra y lo interrumpe para anunciar la muerte del Che Guevara y la inmediata suspensión de las clases para rendirle un homenaje. Borges contesta que el homenaje seguramente puede esperar. Clima tenso. El estudiante insiste.
--Tiene que ser ahora y usted
se va.
Borges no se resigna y grita:
--No me voy nada. Y si usted
es tan guapo, venga a sacarme del escritorio.
El estudiante amenaza con
cortar la luz.
--He tomado la precaución
--retruca Borges-- de ser ciego esperando este momento.
Jorge Luis Borges,
Anecdotario (2008).
Amalia Ugo de Ruiz Díaz
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