Una tibia mañana del año 1942, Mario Moreno Cantinflas se dirigió al centro de la ciudad a un asunto de negocios, guiando su propio automóvil, pues todavía no acostumbraba chofer.
En avenida Juárez, una bellísima morena, llamó tan poderosamente la atención del mimo, que se distrajo y chocó contra el auto que le precedía. El automovilista bajó de su coche furioso, sin haberse enterado todavía quién lo había chocado y fue a reclamarle airado a Mario.
--¡¿Qué no vio que saqué la mano?!
Rápidamente y con su acostumbrada gracia, el mimo le contestó:
--¡No vi el coche! ¿Cómo quiere que vea la mano?
El automovilista se alejó muerto de la risa sin volverse para reclamar a Mario la avería de su vehículo.
Cámara... ¡Acción! (1994).
Jorge Rodríguez
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