domingo, 12 de diciembre de 2021

Cadáver Parlante

 


     Una de las mayores incompetencias militares de la historia tuvo lugar en la guerra greco-turca de 1919. Los griegos, independientes del Imperio Otomano desde 1823, decidieron intervenir en la Primera Guerra Mundial con el fin de ampliar sus fronteras en territorio turco. El objetivo principal era hacerse con la estratégica ciudad de Estambul, la antigua Constantinopla griega, el puerto que comunicaba dos mares. Cuando finalizó la guerra, el gobierno de Eleuterio Venizelos reclamó a los aliados vencedores en la contienda los territorios prometidos que afectaban al vencido y humillado Imperio Otomano: entre ellos la costa de Jonia y el Mar Negro, Estambul y Tracia. Pero ante la delicada situación geopolítica se decidió que Grecia mantendría sus fronteras. Ofendidos y engañados, los griegos decidieron que lo que no conseguían en los despachos lo lograrían por medio de las armas. Nombraron al general Georgios Hajianestis como Jefe Supremo de las Fuerzas Armadas griegas, un excelente militar pero que había desarrollado una enfermedad mental durante la contienda mundial. El ejército griego atacó Turquía pero el general dirigió a sus tropas desde la distancia, postrado en la cama como consecuencia de una neuralgia. Las tropas turcas las dirigía el padre de la nueva patria, Kemal Ataturk. El 26 de agosto de 1922 tuvo lugar la decisiva batalla de Dumlupinar, que iba a suponer la debacle griega y el fin de la carrera militar de Hajianestis. Los turcos iniciaron el ataque pero el general griego decidió en ese momento que había muerto y en tal estado de locura se negó a dar órdenes militares a sus tropas. Lo argumentó diciendo que nadie se atrevería a obedecer a un cadáver parlante. El alto mando griego incapacitó a su jefe supremo pero cuando lo hizo el enemigo turco había ganado la batalla. Incluso su sustituto, el general Tricoupis se enteró de su nombramiento cuando se hallaba detenido. No hubo conmiseración con Hajianestis. Fue juzgado y condenado a muerte por «esquizofrénico». Un batallón de fusilamiento acabó con su vida.


Las Hemorroides de Napoleón (2009).

José Miguel Carrillo de Albornoz

No hay comentarios.:

Publicar un comentario