jueves, 12 de marzo de 2015

Una Señal

               
José Mojica logró un gran éxito mundial como cantante de ópera y como actor en películas filmadas en Hollywood. Estando en el punto más alto de su fama, la muerte de su madre lo lleva a una depresión de la cual surge el anhelo de cambiar el rumbo de su vida de manera drástica, y consagrar su vida a Dios.
                Donó toda su gran fortuna a los pobres, abandonó la fama, dejó los escenarios y las admiradoras y decidió enclaustrarse a un monasterio de franciscanos y ordenarse como sacerdote.
                En alguna ocasión refirió que la decisión también fue influenciada por una aparición de Santa Teresita del Niño Jesús, quien le exhortó a seguir los pasos de Jesús.
                En el año de 1942, Mojica ingresó al Seminario Franciscano del Cuzco, en Perú, y adoptó el nombre de Fray José Francisco de Guadalupe.
                Estando en el seminario dudó por un momento de seguir su ordenación de sacerdote. Recordó que alguna vez alguien le recomendó rezar con mucha fe la Novena a Santa Teresita del Niño Jesús si tenía una duda grave, y así la Santa le enviaría una señal como respuesta. Dentro de su oración, Mojica pidió como señal una rosa roja y un geranio blanco. Si él recibía esas flores significaba que Dios estaba de acuerdo en que dedicara el resto de su vida al sacerdocio.
                Un 16 de septiembre un novicio, compañero suyo, tocó a su puerta, felicitándolo por la conmemoración de la independencia de México, y como signo de amistad al único mexicano de ese seminario en Perú, le obsequió un ramo sencillo de flores que recordaban los colores de la bandera mexicana: verdes las hojas, blanco el geranio y roja la rosa.
                El 13 de julio de 1947 confirmando su anhelo religioso se ordenó sacerdote en el Templo Máximo de San Francisco de Jesús, en la ciudad de Lima, donde cantó su primera misa 7 días después de su ordenación.


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