lunes, 17 de diciembre de 2018

El Orígen de la Palabra Gringo

    

    
     Winfield Scott, general del ejército invasor estadounidense, tomó posesión de la Ciudad de México el 14 de septiembre de 1847. Entre el ruido marcial de cornetas y tambores, un capitán del regimiento de Fusileros, de apellido Roberts, iza la bandera norteamericana en lo alto de Palacio Nacional. Es uno de los acontecimientos políticos más graves en la historia de México.
                Las tropas deambulan por las calles de la ciudad entonando una tonadilla de “vulgaridad sobresaliente”: Green grow the bushes.
                A partir de entonces, los habitantes de la ciudad comenzarán a llamar a los invasores los “green grows”: o los “gringos”.

La Ciudad Oculta, Tomo 1 (2018).
La Orgía de las Margaritas.
Héctor de Mauleón.

martes, 13 de noviembre de 2018

Al Exilio



Maximino Ávila Camacho acostumbraba a codiciar los logros ajenos haciéndose de manera fácil de lo que le gustara. Tuvo una “idea brillante” con respecto a su compadre, el empresario mexicano Anacarsis Peralta, mejor conocido como Carcho Peralta. Una tarde de la segunda mitad de 1942 se presentó en el despacho de Anacarsis, presionándolo para que le vendiera la empresa del Toreo de la Condesa. Por supuesto que Carcho se negó.
--Ya te expliqué, y de sobra lo sabes, que este es mi negocio: yo lo hice y yo te invité, participándote de los beneficios que produce mi trabajo.
Maximino mencionaba que no le gustaba como Carcho estaba manejando las finanzas, alegando esto como excusa para presionar sobre la venta. Carcho le dijo:
--Sabes que eres un tal por cual y conozco tus métodos, pero a mí no me vas a amedrentar y aunque tengas tus pistoleros a sueldo aquí estamos tú y yo, y tú también traes pistola, sácala y nos morimos los dos, pero tú te vas primero.
Ante tal valentía, Maximino, no se atrevió a intentar nada en el momento, sin embargo, un teniente coronel, jefe de ayudantes de Maximino, pero amigo también de Carcho, lo buscó al día siguiente para decirle que Maximino estaba furioso porque lo retó y se negó a vender el negocio. “Ya ordenó que te busquen y te asesinen. Vete de México en cuanto puedas”.
La esposa y hermanas de Carcho, le rogaron que dejara el negocio y se fuera por un tiempo.
A los pocos días, Carcho tomó un avión con destino a Sudamérica (Brasil y Argentina), un “exilio voluntario” al que se sumó su querido amigo Gilberto Guajardo.
Sobra decir que Maximino no sólo se adueñó de la empresa taurina, pagando el precio que le dio la gana. También se apoderó del Rancho San Manuel que Carcho tenía en Puebla.
Mas con todo, Anacarsis no perdía su buen humor. Antes de tomar el vuelo, Gilberto le comentó:
--A ver cómo nos va, Carcho, porque yo llevo poco dinero.
--No te preocupes, yo traigo aquí unos centenarios.
--¡Pero si está prohibido sacarlos de México, Carcho! Seguro que tendremos problemas.
--Mira, si tienes miedo adelántate y yo los paso. Toma, llévate mi abrigo.
Pocos minutos después, ya en el aire y sin que hubiera habido novedad, Gilberto le preguntó:
--Oye, ¿cómo te fue con la pasada?
--¿Con qué? –respondió Carcho.
--¡Pues con los centenarios!
--¿Los centenarios? ¡Fuiste tú quien los pasó en mi abrigo…!


Hotel Regis (2015).
Sergio Peralta Sandoval

domingo, 4 de noviembre de 2018

Cosas que Inspiran


Isaac Asimov, el escritor de ciencia ficción estadounidense, narra que en alguna ocasión su esposa Janet tenía un fuerte dolor de cabeza, pero aún así se sintió obligada a prepararle la cena. Resultó ser una cena exquisita. Él comentó:
                --Deberías tener jaquecas más a menudo.
                Su esposa le arrojó alguna cosa, eso le inspiró escribir el cuento “Versos luminosos”.

Cuentos Completos II (2005).
Isaac Asimov

lunes, 10 de septiembre de 2018

A La Tierra Que Fueres


         
               Inmediatamente después de haber sido elegido, el presidente de Estados Unidos Calvin Coolidge, invitó a comer en la Casa Blanca a un grupo de viejos amigos de la juventud. Como éstos se sentían un poco incómodos por la opulencia que les rodeaba, imitaban cada gesto de Coolidge. El presidente derramó la mitad de su café en el plato, y ellos hicieron lo mismo. Coolidge añadió crema y azúcar, y ellos también lo hicieron. Entonces el presidente puso el plato en el suelo y se lo ofreció a su gato.

Grandes Errores (1987).
Nigel Blundell

sábado, 14 de julio de 2018

Recomendación


           Para la ideología nazi, las “degeneradas” teorías de Sigmund Freud –que además era judío— eran las más aborrecibles y abominables, por lo que sus obras fueron las primeras en lanzarse a las hogueras, seguidas por los libros de Zweig, Remarque, Kafka, Einstein, Mann y muchos más. Anna Freud, hija de Sigmund, había sido detenida e interrogada por la policía semanas antes, su departamento había sido registrado en dos ocasiones y el mismo doctor Freud fue arrestado. Se le concedió un permiso de migración por el que tuvo que pagar una gran suma de dinero, aceptar la confiscación de sus propiedades y firmar una carta en la que debía declarar que lo habían tratado bien. Él, valientemente, se atrevió a escribir: “A quien corresponda: Yo, Sigmund Freud, recomiendo encarecidamente la Gestapo a todo el mundo”.

Vida y Milagros de… (2008)
“La Última Noche de Freud en Viena”
Alexis Schreck Schuler

lunes, 18 de junio de 2018

De Bombas y Gallinas


Stella Adler, actriz y profesora de actuación, fundó en Nueva York el Stella Adler Studio of Acting, donde entrenaba a sus alumnos por medio de la imaginación sensorial y la memoria, además de privilegiar la vivencia del personaje sobre el actor. De su escuela egresaron grandes actores como Robert De Niro, Martin Sheen, y recientemente, Benicio del Toro.
Se dice que en una de las clases a las que asistía Marlon Brando, Adler pidió a sus alumnos que se convirtieran en gallinas e imaginaran una bomba nuclear a punto de caer sobre sus cabezas. Todos los actores corrían de un lado a otro simulando aleteos desesperados y cacareos alarmantes; todos, excepto Brando, quien se posaba tranquilo sobre un huevo imaginario. Stella se asombró por su reacción y le preguntó por qué estaba tan tranquilo, a lo que él respondió:
--Soy una gallina, ¿qué diablos puedo saber de bombas?.

Revista Algarabía, Núm. 93 (Junio 2012)

jueves, 29 de marzo de 2018

Escenas No Aptas Para Perros


Winston Churchill sentía una auténtica devoción por su caniche RufusUn día estaba viendo la película “Oliver Twist” con Rufus en su regazo y, en determinado momento, uno de los personajes estaba a punto de ahogar a su perro para despistar a la policía que le seguía los pasos. Para evitarle la violenta escena al animal, el político le tapó los ojos con una mano y le dijo:
--No mires ahora, querido. Ya te lo contaré después.

 20minutos.es (2011)
Alfred López 

Vírgenes Guerreras


Durante la guerra de independencia de México, la Virgen de Guadalupe era el símbolo de los Insurgentes. Los españoles tomaron como estandarte a la Virgen de los Remedios. Así es que cuando llegó a haber enfrentamientos entre ejércitos, sobre todo en el tiempo de Morelos, unas tropas llevaban por delante a la Guadalupana y las otras a la de Los Remedios.
                Cuando las tropas Insurgentes tomaban una ciudad en manos de los realistas, entraban a los templos y sacaban cuanta imagen encontraran de la Virgen de los Remedios, llamada La Generala por los españoles; y por absurdo que resulte, las colocaban a todas en el paredón, ¡y las fusilaban!
                En respuesta, los realistas, en los territorios que controlaban, reunían imágenes de la Guadalupana y correspondían igual: fusilaban a la Virgen.

El Mito Guadalupano (2010).
Juan Miguel Zunzunegui 

sábado, 3 de febrero de 2018

Primera Vez

El 19 de junio de 1867 fueron ejecutados en el cerro de las Campanas de la ciudad de Querétaro, en México, el emperador Maximiliano y dos de sus ayudantes, Miguel Miramón, gran mariscal del ejército y Tomás Mejía. Uno de los miembros del consejo de guerra que los juzgó trató de facilitar la huida a este último, pero, fiel al emperador, Mejía prefirió morir con el desgraciado Maximiliano. Cuando estaban en el cerro rodeados de soldados, oyeron un toque de corneta y el emperador preguntó a Tomás:
—¿Es ésta la señal de la ejecución?
Mejía respondió:
—No lo sé, majestad. Es la primera vez que me ejecutan.

Las Anécdotas de la Política. De Keops a Clinton (1994).
Luis Carandell