Winston Churchill
sentía una auténtica devoción por su caniche Rufus. Un día estaba viendo la película “Oliver
Twist” con Rufus en su regazo y,
en determinado momento, uno de los personajes estaba a punto de ahogar a su
perro para despistar a la policía que le seguía los pasos. Para evitarle la
violenta escena al animal, el político le tapó los ojos con una mano y le dijo:
--No mires ahora,
querido. Ya te lo contaré después.
20minutos.es (2011)
Alfred López
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