A pesar de sus logros en
operetas, Jacques Offenbach estaba dispuesto a pasar a la posteridad como
compositor “serio”. Trabajó en la
cama, en un estado de salud cada vez más precario, hasta completar la ópera Los Cuentos de Hoffman. Era una carrera
contra la muerte, hacia el 4 de octubre de 1880 solo había terminado la
partitura del piano y algunos fragmentos de orquestación (otros se los
completarían). Con el manuscrito aun en la mano sufrió un fuerte ataque. “Para esta noche estará listo”, murmuró a
su familia.
A la mañana siguiente, el
cómico Léonce, que fue protagonista en Orfeo
en los Infiernos, llegó al apartamento del compositor.
--El señor Offenbach falleció –le
informó el portero--. Murió sin darse cuenta, tranquilamente.
--Ah –contestó Léonce muy
serio--, ¡cómo se sorprenderá cuando se dé cuenta!
Era un epitafio adecuado… como
el diálogo de una opereta de Offenbach.
El Mozart de los
Campos Elíseos
Revista Selecciones del Reader’s Digest (Abril, 1982).
Francis Leary
No hay comentarios.:
Publicar un comentario