En 1915, Venustiano Carranza creó la Fuerza Aérea Mexicana. Dos años más
tarde, se estableció en México la primera escuela militar de aviación, cuyo
director fue Alberto Salinas. De esa escuela surgieron dos magníficos pilotos:
los hermanos jaliscienses Guillermo y Rafael Ponce de León, quienes después de
alcanzar varios ascensos en su carrera de aviadores militares, participaron en
la política como diputados por su entidad, en el año de 1925.
Cierto día, un general que necesitaba hablar con uno de los referidos
hermanos, llamó por teléfono a la casa donde ambos vivían. La llamada fue
recibida por un asistente, con el que el general sostuvo este diálogo:
-- Bueno, ¿a dónde hablo?
-- A la casa de los hermanos Ponce de León.
-- Deseo hablar con uno de ellos, pero no recuerdo cómo se llama. Es un
gordito él.
-- Los dos son gorditos, señor.
-- No la joda. Ya sé, con el que es aviador militar.
-- Lo siento, señor, pero los dos son aviadores militares.
Ya alterado, el general dijo entonces:
-- ¡Me lleva el carajo! Comuníqueme entonces con el que sea más hijo de
la chingada de los dos.
-- Lamento no poder servirle, pues los dos son igual de hijos de la
chingada --dijo el asistente y colgó la bocina.
Anecdotario Mexicano. Ingenio y Picardía
(1982).
Jorge Mejía Prieto
Siempre me gustó ese libro. Aún recuerdo muchas de las anécdotas revolucionarías de tantos personajes. Gracias por compartir.
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