domingo, 22 de mayo de 2016

Gringo Visionario


En 1836, luego de la desastrosa guerra de Texas, el general Antonio López de Santa Anna cayó prisionero. A un soldado estadounidense le pareció curioso verlo masticando y masticando sin tragar lo que comía. Entonces le preguntó lleno de curiosidad, qué era aquello inacabable a lo que don Antonio respondió regalándole un pedazo de goma obtenida del árbol de chicozapote que al probarla tenía un sabor dulce. Tiempo después vino el estadounidense a México para adquirir más de aquella goma a la que agregó diversos sabores. El visionario empresario estadounidense fundó una gran compañía; a partir de entonces decidió firmar exclusivamente con su apellido. En poco tiempo los anuncios lo volvieron famoso con una sola palabra: Adams.

Anecdotario Insólito de la Historia Mexicana (2008).
Alejandro Rosas

sábado, 21 de mayo de 2016

¡Santas Confusiones, Batman!


Bill Finger, escritor de guiones de cómics y co-creador del personaje Batman junto con Bob Kane, en una Convención de Cómics en Nueva York en julio de 1965 comparte una anécdota al público presente: “Recuerdo que en un número de Batman celebrábamos un aniversario del personaje y mostrábamos cómo todos le enviaban regalos a Bruce. Pues bien, escribí que todos los regalos estuvieran relacionados con murciélagos desde monedas a reliquias con su forma. Uno de los regalos era un murciélago de peluche, ¡pero Bob Kane dibujó un bate de béisbol de peluche!

Batman, Serenata Nocturna (2014).
David Hernando

Igualitos


En 1915, Venustiano Carranza creó la Fuerza Aérea Mexicana. Dos años más tarde, se estableció en México la primera escuela militar de aviación, cuyo director fue Alberto Salinas. De esa escuela surgieron dos magníficos pilotos: los hermanos jaliscienses Guillermo y Rafael Ponce de León, quienes después de alcanzar varios ascensos en su carrera de aviadores militares, participaron en la política como diputados por su entidad, en el año de 1925.
Cierto día, un general que necesitaba hablar con uno de los referidos hermanos, llamó por teléfono a la casa donde ambos vivían. La llamada fue recibida por un asistente, con el que el general sostuvo este diálogo:
-- Bueno, ¿a dónde hablo?
-- A la casa de los hermanos Ponce de León.
-- Deseo hablar con uno de ellos, pero no recuerdo cómo se llama. Es un gordito él.
-- Los dos son gorditos, señor.
-- No la joda. Ya sé, con el que es aviador militar.
-- Lo siento, señor, pero los dos son aviadores militares.
Ya alterado, el general dijo entonces:
-- ¡Me lleva el carajo! Comuníqueme entonces con el que sea más hijo de la chingada de los dos.
-- Lamento no poder servirle, pues los dos son igual de hijos de la chingada --dijo el asistente y  colgó la bocina.

Anecdotario Mexicano. Ingenio y Picardía (1982).
Jorge Mejía Prieto