Uno de los compositores de fondos musicales del cine mexicano más prolífico de la década de los 30 y 40 lo fue Nicolai Polanski, insigne compositor que nunca existió. Muchos productores para ahorrarse el gasto de contratar a un compositor, así como a la orquesta de filarmónicos que habrían de grabar los fondos musicales, recurrían al viejo truco de utilizar discos de música sinfónica y usaban el nombre de Nicolai Polanski como compositor fantasma.
Esta costumbre se terminó cuando los sindicatos de compositores y el de filarmónicos obligaron a los productores a pagar desplazamientos, es decir, tenían que liquidar a ambos sindicatos una cantidad obligatoria aunque no utilizasen sus servicios.
Cámara... ¡Acción! (1994).
Jorge Rodríguez
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