Era Secretario de Gobernación el general Plutarco Elías Calles, en su despacho se encontraban los diputados González y González y Emilio Portes Gil. Se conversaba, lógicamente, sobre temas políticos. De pronto se abrió la puerta y entró, cautelosamente, uno de sus ayudantes de confianza quien con su presencia hizo que se suspendiera la conversación.
El ayudante
de referencia padecía notable estrabismo, lo cual había motivado que le
apodaran el “virol”. En otras
palabras, era bizco.
--Perdone,
mi general que lo interrumpa, pero quería preguntarle si ya vio qué feo le dice
el señor Bulnes en “El Universal”.
El general
Calles preguntó:
--¿Y
qué es lo que me dice ese señor a quien ni conozco y estoy casi seguro que
tampoco me conoce?
--Pues
mi general, ha escrito que tiene usted una mirada torva y siniestra; que sus
ojos son repulsivos, que su vista…
--Un
momento, no sigas –interrumpió el general Calles--, ¿qué no te has dado cuenta
que este señor me confundió contigo?
Las Mil Anécdotas y
Un Comentario (1971).
Octavio Aguilar de la Parra
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