miércoles, 28 de enero de 2015

Calor de Hogar


Un día un amigo de Wolfgang Amadeus Mozart fue a visitarlo y lo encontró bailando con su esposa en la muy reducida estancia de su residencia. Asombrado les preguntó:
--Pero ¿qué hacen ustedes?
Mozart le replicó sonriente:
--Nos calentamos… Tenemos frio y no tenemos dinero para comprar leña.

Antología de Anécdotas (1967).
Luis Aguirre Prado

viernes, 16 de enero de 2015

El Amor se Acaba

El poeta y periodista Renato Leduc opina acerca del matrimonio:
“Y es que lo malo del matrimonio es la convivencia.
“En efecto, cuando uno se casa, el amor pasa a ser una rutina equivalente a tener un trabajo durante tantos años, que llega el momento en que se acaba la ilusión y termina uno por ir a trabajar a huevo, pero no porque le divierta o le guste lo que está haciendo…
“Claro que eso no significa que yo esté en contra del matrimonio, sino que pienso como decía el Duque Job: “Lo bonito no es estar casado, sino recién casado…”
“Cuando vivía en París, cada vez que tenía tiempo acostumbraba pasear por las orillas del Sena y siempre veía a un tipo con aspecto de jubilado que se pasaba las horas enteras sentado con una caña de pescar… Como en el Sena no se puede pescar sino un catarro porque no hay peces, intrigado un día le pregunté:
“--Oiga, ¿y por qué se pone a pescar aquí si no hay peces?
“El tipo me respondió:
“--Por una razón muy sencilla: a pesar de que perfectamente sé que aquí no hay peces, lo hago por el hecho de poder liberarme, aunque sea por unas cuantas horas, de mi mujer porque tengo treinta años de casado y soportarla cada día me es más difícil.”

Renato por Leduc (1982).
José Ramón Garmabella

Príncipe Charro


En 1955 el presidente mexicano Adolfo Ruiz Cortines no era muy popular. De él la gente sólo destacaba su edad avanzada y por eso le decían el Príncipe Charro (que como se sabe era un eufemismo de “el Pinche Vetarro”).

Tragicomedia Mexicana 1 (1990).
José Agustín

Pura Coincidencia


Era Secretario de Gobernación el general Plutarco Elías Calles, en su despacho se encontraban los diputados González y González y Emilio Portes Gil. Se conversaba, lógicamente, sobre temas políticos. De pronto se abrió la puerta y entró, cautelosamente, uno de sus ayudantes de confianza quien con su presencia hizo que se suspendiera la conversación.
                El ayudante de referencia padecía notable estrabismo, lo cual había motivado que le apodaran el “virol”. En otras palabras, era bizco.
                --Perdone, mi general que lo interrumpa, pero quería preguntarle si ya vio qué feo le dice el señor Bulnes en “El Universal”.
                El general Calles preguntó:
                --¿Y qué es lo que me dice ese señor a quien ni conozco y estoy casi seguro que tampoco me conoce?
                --Pues mi general, ha escrito que tiene usted una mirada torva y siniestra; que sus ojos son repulsivos, que su vista…
                --Un momento, no sigas –interrumpió el general Calles--, ¿qué no te has dado cuenta que este señor me confundió contigo?

Las Mil Anécdotas y Un Comentario (1971).
Octavio Aguilar de la Parra

miércoles, 7 de enero de 2015

Regalo de Reyes


“¿Cuál ha sido su mejor regalo de reyes?”, fue la pregunta que contestó el comediante mexicano Roberto “El Panzón” Soto para la encuesta de el periódico El Universal Ilustrado, del 8 de enero de 1925. Ahí especifica que el 6 de enero de 1924 lo postularon para munícipe de Mixcoac. “¡Con mil demonios! Hubo quienes tomaron el asunto en serio, cuando yo acepté por compromisos de amistad. Y recibí entonces mi más selecto regalo de Reyes: La noche del 6 se presentó una imponente manifestación a las puertas de mi casa, para ofrecerme la presidencia municipal, con los negocios anexos a ella… pero, hermano, no la acepté. Les dije: ¡No y mil veces no! Porque soy amigo del pueblo, y no quería que sufriera en mis manos más de lo que sufrió en otras”.

Cómicos de México (1987).
Miguel Ángel Morales

jueves, 1 de enero de 2015

Extravagancia Involuntaria


John Dalton padecía discromatopsia, una especie de ceguera genética para los colores que desde entonces llevó para siempre su apellido y se llamó daltonismo. Dalton estaba convencido de que su problema era que sus ojos estaban bañados por un líquido desconocido de color azul que absorbía en sus ojos el color rojo. Por supuesto, no pudo asegurarse de esto y en 1844 cuando murió legó sus ojos a la ciencia para ver si se confirmaba su teoría. Muchos años después los científicos Molton y Hunt estudiaron sus ojos disecados y su ADN y descubrieron, aparte obviamente que no tenía ningún líquido azul, que en realidad lo que no veía Dalton era el verde y no el rojo. Es decir, Dalton tenía un daltonismo de tipo deuteranopo.
Cuenta una anécdota curiosa sobre Dalton, que refleja lo duro que es convivir con esta enfermedad en la sociedad donde los colores tienen gran importancia. Él era cuáquero, por lo que era muy sobrio al vestir y siempre vestía de oscuro por discreción. En 1832 cuando tuvo que asistir a una recepción que daba en su honor el propio rey Guillermo IV, Dalton escogió con esmero uno de los trajes más sobrios y decentes que encontró pues quería vestirse de forma sobria por respeto al monarca. Para ello escogió un traje gris oscuro que le daba aspecto serio. Lo curioso fue que cuando entró en la recepción sus amigos mostraron caras de asombro aunque se contuvieron para no darle un disgusto al pobre, lo que él creía que era un traje gris oscuro era en realidad una vestimenta chillona y atrevida de color rojo escarlata que llevó toda la tarde sin enterarse sorprendiendo a todos hasta que salió y se lo dijeron sus amigos.

adultosibiza.blogspot.mx (2013)
Pedro y María Encina

Campeón Sin Corona


Roma, 1981. Conferencia de prensa en un hotel de la Via Veneto. Jorge Luis Borges, inspirado, destila ingenio. Llega la última pregunta.
--¿A qué atribuye que todavía no le hayan otorgado el Premio Nobel de Literatura?
--A la sabiduría sueca.

Jorge Luis Borges, Anecdotario (2008).
Amalia Ugo de Ruiz Díaz

Canción Triste


El 18 de abril de 1906, cuando Enrico Caruso daba un recital en San Francisco, un violento terremoto, seguido por un gran incendio, destruyó la ciudad. Caruso, huyendo del desastre, se detuvo en medio de los escombros y se puso a cantar: quería comprobar si la emoción había dañado sus cuerdas vocales. El tenor no volvió jamás a poner los pies en San Francisco, pues quería acabar sus días en paz… al pie del Vesubio.

Dime Quién Es (1971).
Simone y Georges Monlaü