sábado, 14 de julio de 2018

Recomendación


           Para la ideología nazi, las “degeneradas” teorías de Sigmund Freud –que además era judío— eran las más aborrecibles y abominables, por lo que sus obras fueron las primeras en lanzarse a las hogueras, seguidas por los libros de Zweig, Remarque, Kafka, Einstein, Mann y muchos más. Anna Freud, hija de Sigmund, había sido detenida e interrogada por la policía semanas antes, su departamento había sido registrado en dos ocasiones y el mismo doctor Freud fue arrestado. Se le concedió un permiso de migración por el que tuvo que pagar una gran suma de dinero, aceptar la confiscación de sus propiedades y firmar una carta en la que debía declarar que lo habían tratado bien. Él, valientemente, se atrevió a escribir: “A quien corresponda: Yo, Sigmund Freud, recomiendo encarecidamente la Gestapo a todo el mundo”.

Vida y Milagros de… (2008)
“La Última Noche de Freud en Viena”
Alexis Schreck Schuler