viernes, 23 de octubre de 2015

Simulación

              
En 1964 se terminó de construir el laboratorio de análisis clínicos del Hospital Juárez. El edificio era moderno y funcional, muy bonito. El problema es que todos los aparatos eran prácticamente unos vejestorios, tenían cuando menos veinte años de antigüedad.
               El doctor Santiago Fraga, jefe del laboratorio, comunicó a sus colaboradores que el presidente Adolfo López Mateos inauguraría el nuevo edificio, y pidió al personal presentarse con sus mejores batas. Llegó el día esperado, y como siempre, las químicas se presentaron muy temprano.
               La sorpresa fue mayúscula: los viejos aparatos habían sido recogidos y en su lugar fueron colocados colorímetros, centrífugas, microscopios y demás instrumentos, todos nuevos, flamantes, luminosos. La alegría era inmensa, a partir de ese momento podrían trabajar en mejores condiciones. Llegó el presidente, saludó de mano, se retrató. Una vez que terminó el acto oficial las químicas regresaron al laboratorio y se encontraron con otra sorpresa. Personal de la Secretaría de Salubridad y Asistencia había recogido todo el material dejando vacío el lugar. Necesitaban llevarlo a otra inauguración. Con cierto desánimo las químicas tomaron los viejos instrumentos y se pusieron a trabajar. El único consuelo que guardaron, sí podía considerarse así, fue haber estrechado la mano del presidente.

365 Días Para Conocer la Historia de México (2011).
Alejandro Rosas

lunes, 19 de octubre de 2015

Tragedia Hecha Canción


Uno de los boleros más cargados de leyenda es “Nosotros”, tema detrás del cual se encierra un drama lleno de amor, pasión, enfermedad y muerte. En su letra este bolero encierra un drama surgido de la vida real: un enamorado debe alejarse de su pareja para no causarle daño, y le dice adiós sin mayores explicaciones. Esta historia ha dado vida al mito que rodea a la canción. La historia surge en La Habana, Cuba. El joven compositor Pedro Junco llevó una vida disipada en su adolescencia y contrajo una enfermedad que en esa época era mortal: la tuberculosis. Tuvo muchos romances, pero no había conocido el amor de verdad hasta que entró a su vida una muchacha de seductora belleza.
                Ella pertenecía a una familia que se escandalizó al enterarse de que el joven pretendiente era un compositor bohemio. El papá de la chica le prohibió que volviera a verlo. Pero el amor, que siempre abre caminos para los corazones, los llevó a citas secretas en las que vivieron un intenso romance. Pero la tragedia hizo su aparición: la tuberculosis se había agudizado. Todo indicaba que Pedro estaba en camino de llegar a la oscura y fría tumba. Era imprescindible aislarlo por completo para que no contagiara a quienes se les acercaban. Fue recluido en un hospital lejos de La Habana y no pudo avisarle a su amada que no podría verla ya más, pues de insistir en ello, le causaría la muerte. Viajó así al hospital y subió a la cama de la que nunca volvería a levantarse con vida. Tenía 23 años de edad.
                En un arrebato de dolor, Pedro escribió una carta para volcar en ella las palabras del adiós. Pero, ¿cómo le haría llegar la carta a su adorada? Nadie estaba enterado de su relación, y su padre supervisaba cada carta que llegaba. Así que decidió convertir la carta en canción y le pidió a su amigo trovador Tony Chiroldes que la cantara por la radio en un programa que su amada escuchaba cada noche. Ella, muy angustiada por la ausencia de su amado, se enteró por fin de la aterradora situación. De inmediato fue al hospital para verlo pero era demasiado tarde: Pedrito Junco había muerto horas antes.
               
Milenio.com: “Nosotros”, Una Tragedia Hecha Canción (Febrero, 2015).
Jaime Almeida


--ooOOoo--


Atiéndeme.
Quiero decirte algo
que quizás no esperes.
Doloroso tal vez.

Escúchame.
Aunque me duela el alma
yo necesito hablarte,
y así lo haré

Nosotros
que fuimos tan sinceros,
que desde que nos vimos,
amándonos estamos.

Nosotros
que del amor hicimos
un sol maravilloso,
romance tan divino

Nosotros
que nos queremos tanto
debemos separarnos,
no me preguntes más.

No es falta de cariño,
te quiero con el alma.
Te juro que te adoro,
y en nombre de ese amor,
y por tu bien
te digo adiós.

Nosotros (1943).
Pedro Junco

domingo, 18 de octubre de 2015

Hibristofilia


El homicida Charles Manson decidió no casarse con su novia Afton Elaine Burton, alias “Star”, porque se enteró que el verdadero motivo por el cual la joven, 53 años menor que él, quería llegar al altar, era obtener rédito económico cuando él muriera, exponiendo sus restos disecados en un ataúd de cristal que atraería cientos de personas y dólares.

New York Post (Febrero, 2015).
Daniel Simone

Tiznados


Ireneo Rauda Acosta, fue un gran general de brigada, que se distinguió por su sagacidad, y gran capacidad para el combate y la estrategia militar, pero decían sus compañeros de la milicia que no tenía una gran preparación académica, y que era un tanto cuanto distraído por lo que era presa de bromas, propiciadas por él, voluntaria e involuntariamente.
En una ocasión un general amigo de él, lo invitó a una comida en la que estarían otros militares. Sabedores de su incipiente preparación y de su distracción, el general anfitrión pidió a los meseros colocar un plato en la mesa en cada uno de los lugares y junto a cada uno de ellos una cuchara, pidiendo a los meseros que en el lugar destinado al General Rauda pusieran solamente el plato sin cuchara. Luego y durante la reunión el general anfitrión ordenó a los meseros servir sopa en cada plato, pero antes de empezar a comer, el anfitrión dirigió unas palabras a los invitados; así lo hizo y al término del discurso dijo:
--¡Ahora sí! ¡A comer! ¡Y que tizne a su madre el que no se coma la sopa con cuchara!
Los militares no podían contener la risa. Ante la molestia del General Rauda, disimulando su gran coraje, agarró una tortilla y doblándola y como haciendo un pequeño cucurucho con ella, se comió la sopa como pudo. En seguida, el anfitrión pidió a los meseros sirvieran el siguiente platillo. Luego de servirlo y antes de empezar a degustarlo, el General Rauda pidió dirigirse a los invitados mediante un breve mensaje. Le fue concedida la palabra. En el mensaje agradeció a quienes lo habían invitado y al término de éste dijo:
--Bueno. ¡Pos ora sí! ¡A comer! ¡Y que tizne a su madre el que no se coma la cuchara!

Morelia a Través del Tiempo (Marzo, 2013).
Sandra Guajardo

sábado, 3 de octubre de 2015

Godibles


El licenciado Miguel Alemán Valdez fue electo socio de número de la Academia Mexicana de la Lengua, correspondiente de la Real Española. Un solo mérito asistía a Alemán para recibir tan grande honor, pero fue más que suficiente: era en ese tiempo presidente de la República. En el vino de honor que siguió al acto de su recepción, el flamantísimo académico le hizo una observación a don Artemio de Valle Arizpe, que ya de tiempo atrás ocupaba un escaño en la docta corporación:
                --Don Artemio –le dijo--, siento que haya usted comenzado su sabroso libro sobre La Güera Rodríguez con una expresión de poco gusto.
                --¿Y cuál es esa, colega? –preguntó don Artemio algo amoscado, pues era en extremo sensible a cualquier crítica.
                --En la primera frase –puntualizó Alemán--, dice usted, hablando de la Güera y de su hermana, que “eran dos doncellas muy jodibles”.
                --Godibles, señor presidente, godibles –aclaró con suavidad don Artemio.
                La voz godible quiere decir “alegre, placentero”.

Hidalgo e Iturbide. La Gloria y el Olvido. (2008).
Armando Fuentes Aguirre “Catón

Sin Respuesta


Jacinto Benavente, el gran dramaturgo, en una de sus tertulias del ateneo informó a sus amigos de la muerte de un escritor más o menos conocido:
--¿De qué murió?- preguntaron.
Jacinto Benavente respondió:
--Jamás se supo de qué vivía, ¿cómo vamos a saber de qué se ha muerto?

Anécdotas de Personajes Famosos. (2010).
Homestead.com

Entre Fieras


Al finalizar los años treinta, Maximino Ávila Camacho, gobernaba como rey el estado de Puebla. Nadie hacía brotar de su corazón un destello de cariño, salvo su adorada mascota, a quien cuidaba con la devoción de un padre. Era un inmenso león africano y se llamaba “Chacho”. Maximino mandó construir una jaula para solaz y esparcimiento de su felino y con él se revolcaba jugando a las luchas: era su máxima adoración. Una mañana, Chacho amaneció muy enfermo. A petición de Maximino, intervino el doctor Manuel Cano, que sin ser veterinario advirtió que el animal agonizaba por lo que recomendó el diagnóstico y cuidados del veterinario Atanasio Zafra. Nada pudo hacer éste, Chacho murió a los pocos días. Temiendo que la ira de Maximino se desatara sobre el veterinario, el doctor Cano se las ingenió para salvar la situación: “Con todo respeto, el único culpable de la muerte de su león, es usted, mi general” –dijo el doctor--. El gobernador cambió su ya casi iracundo rostro por una mueca de desconcierto. El médico prosiguió: “Tanto le daba de comer, privándole del ejercicio que por naturaleza deben realizar estas fieras, que su estado sedentario llenó de grasa su corazón hasta convertirlo en un león con problemas cardiacos”. La explicación le pareció razonable a Maximino. Ambos médicos respiraron profundamente. Habían evitado la furia de la verdadera fiera.

Relicario Mexicano. (2001).
Alejandro Rosas.